Extracto de ficha de lectura Mi Museo Ideal
Mi museo está enfocado en crear conciencia social acerca de los distintos temas que tocan nuestra realidad social y mundial a través de medios no tradicionales como performance, instalación, video, fotografía, que también demuestran que ya no vivimos en el siglo XV o XVI, sino que estamos viviendo los apresurados tiempos de un siglo que avanza a gran velocidad y casi no da las instancias para sentarse a pensar en nuestro alrededor. Quiero ver mi museo lleno de gente, lleno de niños mirando asombrados cuantas cosas pueden salir de la mente de una persona que comprendieron que el expresar sus ideas de forma estética o conceptual, le da un nuevo sentido a la labor de ser humano en la sociedad. Este museo tiene el fin de que el arte no se aleje de las personas, sino que este se acerque cada vez más.
Copia de grabado Verde
Copia de grabado en Linóleo
Título: “Impubes Divinorum”
Autor: Gonzalo Pasorini
Medio: Nanometraje
Fundamentación: A través de los años, cada persona va generando representaciones mentales de la realidad, ya no se percibe, sino que se reproducen aquellos esquemas. De esta forma, limitamos nuestra capacidad de percibir la vida, quedándonos sólo con lo que representan las cosas y no lo que son o pueden llegar a ser. El acceso a esa percepción que en la niñez nos mostró otra manera de ver las cosas, puede ser reproducida en la adultez a través de diversos métodos.
Texto reflexivo sobre contenidos tratados en Historia del Arte
Claramente la lógica que uno asocia a la escultura es aquella que nos han impuesto en la educación y la sociedad, una base que sostiene una construcción vertical con un significado independiente del contexto, o sea, simplemente una estructura erguida que el artista o artesano construye con el fin de simbolizar algo especifico. Pero si estas convenciones comienzan a cambiar, a generar nuevas relaciones u asociaciones conceptuales podremos captar más mensajes dentro del circuito de la escultura moderna. Nos damos cuenta que si somos una construcción histórica de lo que se ha hecho durante cientos de años que el hombre pisa la tierra, lo que no indica que no se pueda evolucionar. Si antes la idea era admirar, ahora es criticar; si antes el monumento tenía que erguirse sólido sobre una estructura imponente, ahora bien puede representar lo efímero de la existencia y del hecho mismo de rememorar las viejas glorias; cuando antes la escultura era un objeto ubicado en un lugar, ahora la escultura forma parte del lugar, es más, puede ser el lugar. Desde la antigüedad podemos percibir que existían esculturas que representaban el concepto de campo extendido, es decir, ¿Una muralla hecha de huesos humanos? Una necesidad era solucionada a través del uso funcional de elementos disponibles, los cuales en sí también era construcciones y estructuras de un sistema orgánico; luego Freud plantea la figura del tótem como la representación simbólica del ente que gobierna una sociedad, pero representado en una figura, una escultura que nacía de la cultura y se dirigía a lo más profundo de las consciencias de sus habitantes, como si este elemento configurara una construcción atemporal y no espacial del poder al que había que someterse.
A partir de estas consideraciones se puede tomar el acto de generar una escultura como una representación física, tangible o no de una idea; la materialización de algo que forma parte de todo y de todos, que nace desde la materia y la conciencia histórica del contexto donde se produce. Esto nos deja vislumbrar entonces, que aquella ruptura que producen las nuevas lógicas del modernismo no se alejan del concepto primitivo de escultura, sino que permite acercarlo más hacia una conexión entre diversos niveles que componen la realidad. En otras palabras, ¿por qué limitar y pretender concesiones acerca de una expresión que brota fuera del paisaje, fuera del museo y fuera del lugar? La escultura pude ser llevada a espacios de donde se identifica con la esencia, esto no se puede limitar ni acotar a un significado rígido.
En conclusión, la manifestación de una idea, una cultura o un concepto no se comienza necesariamente de abajo hacia arriba, ni debe ser eterno, menos responder a consideraciones externas. Debe estar donde debe estar, estar hecho de lo que su orgánica le exija, poseer parte de una historia, responder a una lógica acorde a su contexto y dejar que se explaye en todas sus dimensiones. Desde la antigüedad este mensaje ha estado presente en diferentes fabricaciones arquitectónicas o teorías místicas reduccionistas, indicándonos de forma explícita o no cómo debemos hacernos cargo de la realidad que se extiende a nuestro alrededor.